Nietzsche, Ditirambos de Dionysos.
FAMA Y ETERNIDAD
Ruhm und Ewigkeit.
1.
¿Cuánto tiempo llevas sentado
sobre tu infortunio?
Ten cuidado; me empollarás
un huevo
un huevo de basilisco
salido de tu gran aflicción.
¿Por qué se desliza Zaratustra a lo largo de la montaña?
Receloso,       llagado, sombrío,
   un acechador desde hace tiempo;
   pero de repente, un rayo,
   nítido, espantoso, una sacudida
   desde el abismo hacia el cielo:
   incluso los tuétanos de la montaña
   se estremecen... 
Donde       odio y rayo
   se hicieron uno, una maldición,
   sobre las montañas ya impera la cólera de Zaratustra,
   como un nubarrón se desliza por su camino.
¡Que       se oculte quien tenga un último techo!
   ¡Venga a la cama, vosotros los femeniles!
   Ya retumban truenos sobre las bóvedas,
   ya tiembla lo que es viga y muro,
   ya culebrean relámpagos y azufradas verdades;
   Zaratustra maldice... 
2.
Esta       moneda, con la que
   todo el mundo paga,
   -la fama-
   esta moneda la tomo con guantes,
   bajo       mis plantas la pisoteo con asco.
¿Quién       quiere ser pagado?
   Los que se dejan comprar...
   Quién está en venta alarga
   sus pringosas manos
   hacia la fama, ese universal tintineo de hojalata. 
¿Quieres       comprarlos?
   Todos se dejan comprar.
   Pero ofrece mucho,
   que retiña la bolsa llena!
   si no los fortaleces,
   si no, fortaleces su virtud... 
Todos       son virtuosos
   Fama y virtud...cuadran
   Mientras viva el mundo,
   pagará el parloteo de la virtud
   con el trapaleo de la fama;
   el mundo vive de ese estruendo
¡Ante los virtuosos
yo quiero ser culpable,
significarme deudor de toda gran culpa deudora!
Ante todas las bocinas de la fama
mi ambición se convierte en gusano;
entre estos tales me apetece
ser el ínfimo...
Esta       moneda, con la que
   todo el mundo paga
   -la fama-
   esa moneda la tomo con guantes
   bajo       mis plantas la pisoteo con asco.
3.
¡Silencio!
   De grandes cosas -¡veo lo grande-
   hay que callar
   o hablar a lo grande:
   ¡habla a lo grande, mi extasiada sabiduría!
Alzo       los ojos;
   allá ruedan mares de luz:
   ¡oh noche, oh silencio, oh estruendo mortalmente callado!... 
Veo       una señal;
   desde las más lejanas lejanías
   hacia mí desciende lenta, fulgurante, una constelación...
4.
¡Astro       supremo del ser!
   ¡Tabla de escenas eternas!
   ¿Vienes tú hacia mí?
   Lo que nadie ha visto,
   tu muda belleza,
   ¿cómo, es que no huye de mis miradas? 
¡Blasón       de la necesidad!
   ¡Tabla de escenas eternas!
   pero tu bien sabes
   lo que tú bien sabes
   lo que todos odian,
   lo que únicamente yo amo:
   ¡que eres eterna!
   ¡que eres necesaria!
   Mi amor se inflama
   eternamente sólo ante la necesidad.
¡Blasón       de la necesidad!
   ¡Astro supremo del ser!
   que ningún deseo alcanza,
   que ningún No mancilla,
   eterno Sí del ser,
   eternamente soy tu Sí:
   porque te amo eternidad!
 
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