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lunes, 31 de mayo de 2010

Ateísmo - la no cuestión

C. Levy-Strauss contesta en una encuesta:

“De ninguna manera diría que el ateísmo es una actitud positiva sino que es, simplemente, la ausencia de ciertos problemas, cuestiones, interrogantes... Cuando discuto con creyentes siempre siento que la diferencia fundamental entre ellos y yo proviene del hecho que ellos se plantan problemas que ro no me planteo... La actividad científica aporta para la mayoría de los científicos, suficientes satisfacciones como para que no sea necesario plantearse otras cuestiones.” Chabanis, C., Dieu existe-t-il? Non répondent..., París 1973, 79s

Siguiendo una crítica a esta contestación podríamos asegurar con facilidad que verdaderamente el ateo es una persona ignorante de un para qué, ignorante conciente.

Cualquier sensato que se cuestione la propia vida encontrará una falta ineludible de un Todo. El hombre necesariamente se siente parte de algo, ya sea en la cuestión social, política, etcétera, pero necesita ser parte.

Pues bien somos parte verdadera de una realidad ulterior a la que estamos viviendo, no fuimos «creados-para-la-muerte», sino que nuestra búsqueda de sentido persigue trascender la propia existencia hacia Aquel que nos da seguridad de una «vida-para-siempre».

La actitud esquiva que estamos analizando no es sino el miedo por saberse pequeño, es decir de reconocer a Alguien superior. Esta es la corriente actitud de la mayoría de los autores contemporáneos, abanderados del conocido ateísmo humanista, que de humanista tiene sólo el nombre, porque el hombre que intenta perderse de Dios pierde en el intento su dignidad de Hijo de Dios.

La búsqueda de fenómenos a veces distrae al hombre de su verdadera búsqueda y lo lleva a la pérdida del tiempo y espacio. Se consume en lo contingente de la materia y no se aferra a lo perdurable de su existencia, lo desconoce.

Aún así la misericordia divina sale al encuentro de aquellos que queriendo negar u olvidar el sentido de sus vidas [el para qué] se pierden (Cf. Lc 15) en los sin sentidos pasajeros, en la mera apariencia de bienes terrenos.

Quien quiera buscar más allá lo encontrará más acá, pero el que quiera buscar más acá se perderá el más allá.

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